Foto 4
Llevaban ocho horas arriba del auto. El pronóstico se había equivocado una vez más y no había llovido. El calor de enero a la siesta en esa ciudad de cemento y hormigón era insoportable. Era un auto modelo 95... no tenía aire acondicionado. Bajar las ventanillas no parecía una buena opción porque del asfalto emanaba un vapor ardiente que invadía la estructura metálica y haciendo sentir todavía un par de grados más la temperatura. A pesar del calor, tomaban mate... amargo y con la yerba un poco lavada. No era de buen paisano tomar el mate frío, así que el mate humeaba incesante mientras uno manejaba y el otro trataba de ubicarse en el mapa. Un bocinazo los sacudió de pronto y le hizo pegar un volantazo al que manejaba. Un colectivo viejo les había pasado raspando... Unos metros más adelante, el chirrido de una frenada y después chapas que se doblan, gritos y quejidos que se podían escuchar incluso entre el ensordecedor ronroneo de los motores. - Doblemos acá - dijo el copiloto. - ...