No podía cerrar la ventana... Desde hacía rato lo intentaba. Puse firmes mis brazos, me aseguré de que mis manos no resbalaran y me aferré con todos los dedos al borde.. ¡Al fin! Quedó cerrada y ya puedo volar lejos de aquí. Perdí algunas plumas con tanto esfuerzo, pero salvé mis alas de este encierro.
Hacía unos 20 años que el faro estaba fuera de servicio. Desde que el intendente del distrito había iniciado su prestigioso plan de modernización de la ciudad y llevó el "progreso" a cada rincón. Como suele suceder, el mentado progreso beneficia a algunos y perjudica a otros. Los barcos ya no necesitaban de las luces del viejo faro para saber que estaban a punto de llegar ni para encontrar el puerto. Ahora había un sofisticado sistema de boyas eléctricas que se programaban de una sola vez. Era más seguro para los navegantes, especialmente desde que había crecido la afluencia de turistas. Los escasos escafes que llegaban día por medio habían sido reemplazado por naves más modernas que hacían varios viajes en el día. Entre los ignorados por estas bondades del progreso se encontraba el viejo encargado del faro. Toda una vida dedicada a encender la luz y luego dedicar la noche a mantener la llama activa. Nunca quiso reemplazarla por una luz alimentada por energía artificial po
- Hacés bien en irte. - ¿No me vas a detener? - No. - ¿Y vos pensás quedarte? - Al menos mientras sea de noche. La luz insiste en que no debo dejarte. - Entonces... mientras haya oscuridad algo de mí quedará por aquí, ¿verdad?
Comentarios
Publicar un comentario